Boléro

¿Sería exagerado denominar a la obra más famosa de Ravel como precursora del minimalismo? Es cierto que el tema repetitivo del Bolero, con sus dejos de orientalismo y ritmos persistentes, tiene elementos en común con las hipnóticas creaciones de Steve Reich y Terry Riley. El modernismo de esta joya musical es innegable. Para su estreno como ballet, interpretado en 1928 en la Ópera de París, Ravel quería que esta danza con sutiles sabores españoles fuera presentada con el decorado de una fábrica. Pero el Bolero está empapado en su amor por las sutilezas cosmopolitas de una orquesta clásica. Con cada repetición de su tema principal, la música crece en volumen e intensidad. Bailado por Ida Rubinstein con coreografía de Bronislava Nijinska, el ballet fue un éxito desde el principio y rápidamente cobró vida propia como segmento orquestal, estrenado bajo la batuta de Arturo Toscanini en 1929. Un desacuerdo entre compositor y director de orquesta sobre el tempo (Ravel favorecía una lectura más lenta) sólo le dio al Bolero más publicidad y el aclamo universal.