- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2018 · 1 pista · 6 min
Pavane pour une infante défunte
La Pavane pour une infante défunte (Pavana para una infanta difunta) para piano solo de 1899 fue la primera obra de Ravel en alcanzar gran popularidad y, después del Bolero que escribiría casi 30 años después, quizás sea la más conocida. El compositor nunca se tomó en serio el éxito de la partitura, ya que era consciente de su deuda con la música de Emmanuel Chabrier. A pesar de todo, la orquestó en una versión de 1910 cuya popularidad terminó eclipsando a la original. El título hace referencia a una lenta danza procesional en la que la protagonista describe a una princesa que podría haber bailado en la corte española, aunque Ravel aclaró posteriormente que el título tenía más que ver con el juego de consonantes entre infante y défunte que con la música en sí. Enemigo de los tempos excesivamente lentos, también explicó que era la infanta la que había muerto y no la pavana.